
Si quiere inspirar cambios positivos y duraderos en los niños, debe administrar sus propias reacciones fuertes y recurrir a la calma de forma sistemática, porque el factor familiar de este trastorno es clave para que un niño lo desarrolle. Consejos y estrategias No es recomendable retarlos excesivamente o castigarlos, sino que mantener una relación armónica entre padres e hijos. “Los padres deben conectarse con el niño y no quedarse sólo en la mala conducta sino que también en el porqué de ésta, muchas veces con estas actitudes desafiantes los niños nos dan un mensaje de algo que están necesitando o también muchas veces son un reflejo de conductas de los mismos padres”, dice. El primero de ellos es ser consciente ya que los hijos luchan con sus sentimientos de inadecuación en las distintas etapas de la vida y dependiendo por supuesto de la situación en que se vean enfrentados.

Evite gritar: Su hijo tiende a alterarse rápidamente y usted gritando sólo conseguirá más rebeldía. Sea pacífico y trate de calmarlo. Resista las luchas de poder: Los niños con TOD creen que son iguales a todos, aunque sean autoridades o adultos, no hacen distinción a la jerarquía y hace inútil su lucha por tratar de ganarles e inculcarle que usted manda. Mantenga la calma: Debe ser firme y no perder el control, indicando expectativas claras y no tratar de mandarlos porque ahí se descontrolan.

Busque reforzar las conductas positivas: A veces los niños sufren de este trastorno porque necesitan atención. Por ello, usted debe conversar con él, escucharlo y tratar de comprenderlo. Además, se debe tener una coordinación importante entre ambos padres y quienes cuiden cotidianamente al niños ya que se les debe dar un ambiente con un mensaje claro donde las normas y los límites sean siempre las mismas y las consecuencias de las conductas de los niños no varíen según el día o seguir quien los cuides.