
Los seres humanos estamos inmersos en un proceso natural de continuo desarrollo en el que surgen cambios. Durante la adolescencia los cambios se hacen más evidentes u observables en el sistema familiar, el cual tiene que adaptarse a la nueva situación y afrontar los conflictos que puedan surgir en el proceso de crecimiento y transformación del grupo.
• Los conflictos familiares tienden a aumentar durante la adolescencia temprana. No obstante,
suelen durar poco tiempo y no son intensos ni graves en la mayoría de las familias. La frecuencia de los conflictos parece disminuir a medida que transcurren los años de la adolescencia.
• En general, los conflictos son una oportunidad para mejorar y fortalecer las relaciones familiares; nos permiten conocer mejor las ideas, los deseos y las necesidades de cada persona de nuestra familia, así como compartir los propios con ellos y ellas .
• Cuando surge un conflicto familiar puede que las ideas, deseos o necesidades de algún miembro del sistema no estén siendo considerados por los demás. La resolución adecuada de los conflictos favorece el crecimiento de la familia.
• El autoritarismo consiste en la imposición de una solución al conflicto y no es una estrategia adecuada para el desarrollo del o la adolescente ni para el resto de la familia.
• La permisividad consiste en acceder a los deseos de la o el adolescente, una estrategia que no es adecuada si se convierte en la única forma de resolver los conflictos.
• Evitar los conflictos, temer afrontarlos a través del diálogo, tampoco es la mejor estrategia para resolverlos.
• La negociación es la mejor estrategia para resolver conflictos. Se trata de buscar soluciones que satisfagan a todas las personas implicadas, manteniendo una actitud de escucha activa que permita que el puente de la comunicación permanezca abierto. Nadie nace sabiendo negociar pero tenemos la posibilidad de desarrollar esta habilidad. Para ello debemos estar atentos a nuestro lenguaje verbal y no verbal.