top of page
Buscar

¿Cómo Gestionar las Rabietas? 2da Parte

Débora Fuentes

1.- Acompáñale: Algo tan sencillo como verbalizar lo que él siente: "Estás enfadado". Ponerse a su altura mirándole a los ojos y ofrecerle nuestra cercanía y nuestro abrazo si lo desea. Si no lo acepta, decirle que cuando quiera estamos ahí, cerca y disponibles. Que les queremos. Esto no quiere decir que la rabieta cese, aunque por lo general al menos se atenúa, pero el objetivo no es ese, no queremos evitarla. Queremos que nuestro hijo se

desarrolle sano.

2. -No pierdas la calma.

Mantener la calma durante los berrinches es fundamental para no empeorar la situación con tu propia frustración, ya que puedes complicar aún más el estado de las cosas y probablemente tengas que hacer frente a una rabieta mucho mayor. Si la situación te supera intenta alejarte un momento (si estáis en un lugar público, siempre anteniendo al pequeño en tu campo de visión), respira hondo y cuenta hasta 10 pausadamente. Sé que suena a tópico, pero te aseguro que bajará tu

3. - Empatiza

Ten presente que tu hijo no es malo, no te chantajea, y que él también sufre cuando tiene una rabieta. Que esta etapa forma parte de su crecimiento y que llegará un día en que pasará. Así que, si tu pequeño se encuentra en un momento de frustración y enfado, ayúdale a gestionar esas emociones. Como hemos visto, es fundamental recordar que los niños también son personas y que tenemos que respetarlos y tenerlos en cuenta como tal. Ponte en su lugar: “¿Cómo me gustaría que me tratasen a mí si me siento así de mal?”

4.- Sé su ejemplo. Sé coherente.

Las rabietas son una gran ocasión de aprendizaje para el niño y nosotros somos su principal modelo de imitación. Para conseguir que un niño reaccione de una forma determinada, primero será necesario mostrarle cómo hacerlo. Como suele decirse: “No te preocupes si tu hijo no te escucha. Te observa constantemente”. Si tu hijo de 2 años ha pegado o otro niño en el parque y está en pleno berrinche, podemos decirle de buenas maneras, que eso no se hace y pedirle perdón amablemente en su nombre a la madre y al niño. Aunque parezca increíble, le estás enseñando más así, que obligándole a decir “Perdón” si no lo siente. Lo mismo ocurre con el eterno “Hay que compartir”. Todos los padres casi exigen a sus hijos que compartan. Sin embargo, no veo ese mismo ímpetu a la hora de hacerlo entre los adultos. Creo que éste es un ejemplo perfecto de que enseñamos más con lo que hacemos que con lo que decimos. ¿Tú dejas tu coche con facilidad a alguien que acabas de conocer? Entonces... ¿Por qué forzamos a los niños a que ellos lo hagan y encima les tachamos de ser malos si se niegan?

5. - Sé flexible.

Rosa Jové nos invita a reflexionar sobre esta frase ante las rabietas de los niños: ¿En cinco años esto importará? Y es que en ciertas ocasiones somos los adultos los que nos ofuscamos con una cosa y comenzamos una absurda lucha de poder. Si lo que pide el niño no es peligroso y en cinco años no importará, ¿por qué no dejarle hacerlo? ¿Por qué no puede ponerse unos zapatos de charol con un chándal? ¿Por qué no podemos quedarnos 15 minutos más en el parque? ¿Qué pasa si no se baña un día? Por supuesto, cada familia tiene sus normas y su forma de comportarse, pero conviene recordar que, en esta etapa,

los niños están aprendiendo a tomar sus propias decisiones, y que les dejemos hacerlo les da eguridad. Por tanto, un poco de flexibilidad ocasionalmente les viene bien tanto a ellos como a nosotros, que nos ahorraremos entrar en una discusión, quizás, innecesaria.

6.- Distracción.

La distracción juega un papel muy importante dada la forma en la que los niños sienten las emociones (puras, intensas y del momento presente). Una vez que le ha quedado claro que sabemos lo que siente, que lo aceptamos y que estamos a su lado y le queremos podemos distraerlo con un juego que le guste, o comenzando a cantar una canción que le guste con intención de que se una. Hacer tonterías con los niños es maravilloso. Ver cómo sus ojos se iluminan, cómo entran en el juego, cómo aportan sus ideas, cómo se ríen. La imaginación es nuestra gran aliada para acompañar a nuestros hijos.

7.- Paciencia y cariño.

Este punto casi podría resumir todos los anteriores. Ahora veremos dos herramientas muy prácticas

para gestionar la rabia y la ira. Pero creo que todo lo que has leído hasta ahora puede resumirse en esto: Los niños necesitan sentirse queridos y respetados. Por supuesto que es necesario inculcarles ciertos límites de comportamiento. Pero si lo hacemos partiendo del ejemplo y del amor que les tenemos, nos será siempre mucho más fácil.

10 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

© 2023 by Natural Remedies. Proudly created with Wix.com

  • b-facebook
  • b-googleplus
  • Blogger - Black Circle
  • LinkedIn - Black Circle
bottom of page